martes, 21 de mayo de 2013

San Franpsycho

El descubrimiento de oro en el norte de California y la consecuente oleada migratoria transformó la bahía de San Francisco en el Golden Gate, la "puerta dorada" de entrada a California; la ciudad de San Francisco creció de la noche al día y se convirtió en la capital del nuevo oeste.
Los buscadores de oro, aventureros y colonos atrajeron a comerciantes, pescadores y emprendedores, y las fortunas florecieron, crecieron y desaparecieron, y la fiebre del oro fue trasladándose hacia el norte, hacia Canadá y la recién adquirida Alaska, dejando tras de sí una ciudad única.
Con base en la peninsular Burlingame, en la acojedora casa de Ruthy y Ale, recorrimos San Francisco por una semana, caminando incansables sus distintos barrios: el pintoresco barrio chino (uno de los más grandes de los EEUU) con sus supermercados y restaurantes y su fábrica de galletas de la fortuna, y el italiano Nob Hill, cuyos bares sirvieron de inspiración para El Padrino y en cuya iglesia no pudieron casarse Joe DiMaggio y Merilyn Monroe. Separados por City Lights, la librería "beat" por excelencia, y flanqueados por Telegraph hill, cuya torre domina la bahía y ofrece vistas desde Sausalito a Oakland, y Russian Hill, con Lampard street y su arcén descendiendo en eses (con escena propia en Vértigo) y los Cable Cars remontando sus calles desde el Pier 39.
No dejamos de perdernos por The Mission, el barrio latino de la ciudad, en cuyas paredes se pueden ver reivindicativos murales (una expresión muy presente en San Francisco) y por Castro, el barrio gay, donde pasamos por el negocio de fotos que sirvió a Harvey Milk (primer concejal abiertamente gay de los EEUU) de base electoral, y nos tomamos una cerveza en un bar repleto en el que Martu era la única mujer.
Cruzamos contra el viento el Golden Gate Bridge, yendo y viniendo de Tiburón (lo cruzaríamos otra vez volviendo de Yosemite más tarde) descubrimos un mural de Diego Rivera en una escuela de arte, la colgamos en The Heights, el barrio hippie donde Janis Joplin y Grateful Dead hicieran de las suyas, bordeamos la bahía pasando por el estadio de los Giants para llegar al Ferry Building, almorzamos un par de veces en su mercado, escapamos de un tour guiado por el famoso Fisherman's Warf, dormimos una siesta al sol en el Golden Gate Park, visitamos el museo de arte asiático y sus guerreros de Xiang, hicimos de fotógrafos en una boda en el City Hall, escribimos postales desde lo alto de Buenavista Park, caminamos deprisa desprisa por downtown cuando oscurece y hasta cenamos comida etíope.
(Respire ahora)
Nadie podrá decir que no aprovechamos el tiempo en San Francisco!























































































sábado, 11 de mayo de 2013

El país grande del sur o Driving en la 1

Imagine una mezcla entre Costa Brava e Irlanda.
A éso, súmele un paradisíaco retiro hippie con aguas termales sobre el acantilado.
Añada un faro.
Aviste ballenas migrando hacia el norte.
Amanezca con bruma, almuerce con sol.
Cruce famosos puentes, fotografíe cascadas.
Debería lograr una mezcla de consistencia homogénea llamada Big Sur.

-En Big Sur uno tiene sensación de fin del mundo aunque está lejos del fin del mundo.
-Para eso hubiésemos ido a Ushuaia.

Big Sur, o "El país grande del sur" como llamaban los españoles al territorio inexplorado que separaba San Luis Obispo de Monterey, es una zona montañosa que cae abruptamente al mar en forma de barrancos y acantilados y que está habitualmente cubierta de niebla, cosa que hace difícil su navegación.

Pasamos un día a puro relax en Esalen, una especie de Four Seasons para The Mamas and the Papas, donde nos invitó Lisa. Es un paraíso entre el mar y la montaña donde se come interminable comida orgánica, hay prados, gente colgada cantando y tocando la guitarra, hippies en estado natural y mujeres tiñéndose el pelo mirando al mar.
El paraíso duró un día y nos fuimo pal cámpin nomá.
Los siguientes dís en Big Sur los dedicamos a explorar la región y pasamos por el Julia Pfeiffer Park y el Andrew Molera Park. Ambos parques permiten combinar excursiones por la costa y por la montaña y ofrecen increibles vistas de toda la región y del camino que nos llevaría a Pacific Grove.
Pacific Grove se encuentra en la península de Monterey, entre Carmel y la ciudad de Monterey. Basados en PG, en una casa que nos prestaron (gracias again, Lisa) descansamos, comimos y recorrimos la península.
Monterey es una ciudad pesquera y el antiguo centro sardinero de California. En su famoso Cannery Row, que inmortalizó Steinbeck -en su obra homóloga- durante sus días en Pacific Grove, las antiguas fábricas de sardinas son ahora galerías comerciales pero su arquitectura industrial hace pintoresco el paseo. Pacific Grove y Monterey están conectados por un sendero "bike friendly" que por supuesto hicimos en bicicleta.
Cambiamos sardinas por canchas de golf y recorrimos el 17 mile drive que conecta Pacific Grove con Carmel (una especie de Cariló pero mil veces más top, Caro Munin dixit). La ruta pasa por Pebble Beach, donde se juega el famoso torneo de Augusta.
Camino (otra vez en el camino) a San Francisco paramos en Santa Cruz; Pescadero, el pueblo del alcaucil / alcachofa, donde CLARAMENTE ninguno de los dos consumimos el producto local; y por el pueblito de Half Moon Bay.
Entramos a San Francisco por el sur, dejando la entrada por el Golden Gate para el próximo capítulo.